Hasta que los barcos vuelen…¿o ya lo hacen?

Hasta que los barcos vuelen…¿o ya lo hacen?
Diversas empresas desarrollan prototipos de ekranoplanos, híbridos entre aviones y barcos, que siguen la estela de sus antecesores soviéticos
Si entre los ciudadanos del País Vasco francés hay amantes de las adivinanzas, están de suerte. Dentro de muy poco tiempo, quizás en dos años, podrán conjeturar sobre el objeto que vean sobrevolando el mar a velocidades inauditas. ¿Será un barco? ¿O un avión? ¿Y un barco volador? La tercera respuesta está más encaminada a resolver el acertijo. Serán unos ferries que, si nos fijamos bien, serán capaces de volar por encima del mar. Como los aviones, pero sin llegar a serlo, y podrán transportar pasajeros y mercancías. La compañía RDC Aqualines, con sedes repartidas entre este territorio, Rusia, Singapur y Estados Unidos, es la impulsora de este proyecto que aspira a revolucionar el transporte marítimo de corta distancia con sus híbridos entre barcos y aviones, que ya eran conocidos en la URSS como ‘ekranoplanos’.
La alta velocidad que alcanzan estos vehículos, hasta 320 km/h, es posible gracias al denominado ‘efecto suelo’
A modo general, el diseño de estos ‘barcos voladores’ se asemeja más al de los aviones comerciales que al de los barcos, pero existen muchas diferencias. Por ejemplo, su tamaño. RDC Aqualines ha diseñado dos modelos en base a sus funcionalidades: uno más pequeño destinado a llevar como máximo a tres personas en cabina descubierta y con medidas de 8,3 metros de largo, 5 de ancho y 1,6 metros de altura, y un segundo con capacidad de 12 personas o mercancías, cerrado y de 20 metros de largo, 10 de ancho y 4,3 metros de altura. En el segundo caso, dependiendo de la carga que transporte, los vehículos superan los 220 km/h y podrían alcanzar los 320 km/h.

La alta velocidad que alcanzan estos vehículos es posible gracias al denominado ‘efecto suelo’. Este efecto aerodinámico permite que los ekranoplanos modernos vuelen a escasos 30 centímetros del mar para aprovechar el aire generado y aumentar la rapidez del vehículo, que es impulsado por tres motores eléctricos, uno en cada ala y un tercero en la parte trasera. De hecho, esa es su gran ventaja para el transporte de mercancías. “Desde el punto de vista logístico”, expone el fundador y consejero delegado de RDC Aqualines, Pavel Tsarapkin, “las naves con ‘efecto suelo’ son más competitivas en aquellas operaciones que priorizan la velocidad”. Por esta razón, si los comparamos con los portacontenedores, “este tipo de vehículos está más enfocado a la operación de distancias relativamente cortas”. En sus previsiones de aproximación al mercado, la compañía estableció algunas rutas potenciales entre Hong Kong-Macao-Shenzhen o entre Miami-Bahamas-Cuba.

EL ‘MONSTRUO DEL MAR CASPIO’
Aunque en la actualidad estos híbridos entre barcos y aviones se destinen a actividades pacíficas, los ekranoplanos originales se construyeron en plena Guerra Fría con fines militares. Su nombre también tiene raíces rusas: se trata de una palabra derivada del efecto suelo, ‘ecranniy effect’. A comienzos de la década de 1950, al ingeniero soviético Rotislav Alexeiev se le ocurrió fusionar ambos modos de transporte para mover soldados y suministros por mar utilizando la velocidad del avión. Y a Nikita Jrushchov, máximo dirigente de la URSS en aquellos años, le pareció tan buena idea que le concedió fondos ilimitados para desarrollar su investigación. Así, Alexeiev consiguió dar vida a los primeros barcos-aviones que ya entonces alcanzaban altas velocidades.

Puede leer la noticia original en el siguiente enlace: https://elmercantil.com/2021/11/27/hasta-que-los-barcos-vuelen-o-ya-lo-hacen/

Fuente: https://elmercantil.com/

 

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