Actualizar a tiempo real la portada de una revista

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La realidad aumentada es una de las tecnologías que más entusiasmo han levantado en los últimos meses. Por ahora se ha puesto en práctica principalmente para incluir publicidad en el entorno físico, y atrae más por su espectacularidad que por su utilidad real. Pero es una herramienta que abre posibilidades también en el ámbito de los medios de comunicación, ofreciendo una forma de acceder a información complementaria y a tiempo real.

En un barrio comercial de Tokio se puede ver el edificio N Building, un centro comercial cuya fachada está recubierta por códigos QR. Al enfocar el smartphone, estos códigos dan información sobre el edificio, las tiendas que hay dentro e incluso los twitteos de las personas que pasean por su interior -algo que se encuentra en la línea difusa entre lo público y lo privado-. El proyecto, que permite decorar digitalmente el edificio según la estación como por ejemplo con un árbol navideño, es más una forma de llamar la atención y una muestra de las posibilidades de esta tecnología que una aplicación que realmente ofrezca algún valor añadido a los transeúntes.

En el campo de la publicidad, la realidad aumentada tiene una utilidad muy clara, desde catálogos en papel que ofrecen una visión en 3D de los productos hasta hoteles que muestran el interior de sus habitaciones disponibles con situar el móvil delante de la fachada. Si estas utilidades se conectan a los comentarios de los usuarios en Internet, resulta también una forma de difundir información generada por la propia ciudadanía, como pueden ser críticas de un restaurante o propuestas de los vecinos para renovar un solar vacío, por ejemplo. En cuanto a aplicaciones para difundir la información pública, Sunlight Labs creó recientemente un programa que permite saber la financiación estatal que recibe una institución al enfocar el smartphone a su edificio.

Los medios de comunicación están también explorando las posibilidades de la realidad aumentada, y uno de los casos más conocidos es la publicación del mes de diciembre de la revista Esquire, donde varios de los artículos incluían pequeños clips de vídeo, accesibles desde el ordenador o el móvil. Más allá de eso, la misma tecnología permitiría también actualizar las versiones de los medios en papel -si es que siguen existiendo en un futuro próximo-. Códigos QR impresos podrían mostrar titulares de última hora, nuevas fotografías de una zona en conflicto o recuadros para la rectificación de errores a tiempo real. En cuanto a los libros, resulta interesante la posibilidad de ofrecer  actualizaciones o incluso ediciones renovables completamente, como es el caso de Living Identity, una revista en realidad aumentada que la agencia Moving Brands desarrolló a modo de experimento. Se trata sin embargo de una tecnología por ahora excluyente, puesto que gran parte de la población no cuenta con dispositivos móviles que permitan leer estos códigos.

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